El erasmismo fue una corriente ideológica y estética que se desarrolló dentro del humanismo renacentista basada en las ideas del holandés Erasmo de Róterdam (1466-1536).
El erasmismo se basa en el compromiso entre el protestantismo y el papado. Critica la corrupción del clero, especialmente la del clero regular, la piedad supersticiosa y los aspectos más exteriores de la religiosidad católica porque prefiere una religiosidad interior y espiritual, fundada en la oración mental e inspirada en la Devotio moderna. También se declara en contra de las guerras, sobre todo de las guerras de religión.
Podemos encontrar rasgos del erasmismo ya en el teatro medieval, cuando comienzan las críticas sobre el comportamiento de la iglesia. Ya que el teatro medieval fue representado especialmente por la iglesia y después se fue separando de ella.
Con la creación de la universidad el saber se pone al servicio del ser humano y esto hace que el erasmismo se vea mucho más fortificado. En la universidad el teatro fue estudiado de una manera teórica, se estudia el teatro grecorromano.
En la obra de Fernando de Rojas La celestina, se ve la influencia del erasmismo en cuanto a la crítica que se hace a la iglesia católica. La celestina cuenta como ella invitaba a los obispos más importantes a su casa para que se acostaran con las prostitutas que ella regentaba.
También por la pérdida del miedo a lo supersticioso, por ejemplo con Calisto tratando a Melibea como a su propio dios o a Celestina conjurando a demonios.
Por ejemplo:
celestina. (Prepara la pócima, mientras invoca al diablo para que le ayude.) Te conjuro, triste Plutón, señor de los profundos infiernos, capitán soberbio de los ángeles condenados, señor de los fuegos sulfúreos que salen del monte Etna,14 gobernador y vigilante de los tormentos que reciben las almas pecadoras, regidor de las tres furias,15 administrador de todas las cosas negras del reino de Estigia,16 con sus lagunas, sombras infernales y el caos de los abismos, mantenedor de harpías y de las espantosas y temibles hidras;17 yo, Celestina, tu protegida más conocida, por la virtud y fuerza de estas rojas letras escritas con sangre de murciélago y por los nombres y signos que hay en este papel, y por el áspero veneno de las víboras que tiene este aceite con el que unto esta madeja de hilos, te conjuro a que vengas sin tardanza, y me obedezcas, y te envuelvas en este hilado, hasta que Melibea lo compre y de tal manera quede enredada, que cuanto más lo mire, más se ablande su corazón, y se lo abras y lo hieras del cruel y fuerte amor de Calisto, tanto que, dejando a un lado su honestidad, se descubra a mí y premie mis pasos y el mensaje que le llevo. Y una vez hecho esto, pídeme todo lo que se te antoje. Si no lo haces enseguida, me tendrás por tu principal enemiga, y entonces heriré con luz tus cárceles tristes y oscuras; y descubriré tus continuas mentiras; y con ásperas palabras delataré tu horrible nombre. Una y muchas veces te conjuro. Y así, confiada en mi gran poder, salgo para allá con mi hilado, donde creo que ya te llevo envuelto.
En esta escena de la Celestina preparando el conjuro para Melibea podemos ver perfectamente que no le temían ya a los conjuros y supersticiones de brujería que había en la edad media, es un claro ejemplo del desarrollo del humanismo.
Miguel Ángel Granados Somé, 2ºA
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